
En un país donde muchas veces el olvido se vuelve costumbre, hay voces que se resisten, que no se elevan con los gritos, sino con las acciones. Uno de ellos es el de Gerson Lisímaco Montaño Arizala, representante del especial Paz Curul para Nariño, quien ha decidido mirar su tierra con los ojos de la esperanza.
Desde su asiento, trabaja incansablemente para lo que él llama “una nueva oportunidad para el Pacífico colombiano”: el turismo como herramienta de transformación. Pero su visión va más allá de las cifras o las leyes. Habla de un territorio que respira la diversidad, donde los ecosistemas, los sabores y el conocimiento son la herencia viva. Hable sobre las personas que, a pesar de la exclusión, continúan creando belleza.
Montaño no solo piensa en rutas turísticas o mapas de conexión. Sueña con dignidad para las comunidades, con empleo para jóvenes, con reconciliación a través de la cultura. Él cree que el turismo puede ser más que una industria: puede ser un camino hacia la paz.
Los personajes destacados como él es un acto de justicia. Porque su liderazgo no nace del privilegio, sino del compromiso con una región que durante años se redujo al conflicto. Hoy, Gerson devuelve la voz, la presencia y el futuro.
En los momentos en que todo parece urgente, insiste en lo importante: mirar al Pacífico no con piedad, sino con orgullo. Porque como él dice: “Esta tierra no solo se resiste, esta tierra brilla”.