El día fue alarmas en varias regiones en Venezuela, donde se registraron unos veinte movimientos telurianos en unas pocas horas, generaron miedo entre la población y dejó daños visibles a hogares y estructuras.

El temblor, de diferentes tamaños, se sentía principalmente en los estados del oeste y el centro del país. Los vecinos informaron grietas en casas, techos que caen y colapsan ciertas paredes, especialmente en construcciones antiguas. En varias comunidades, la gente pasó la noche en las calles de miedo a copias más fuertes.

La actividad sísmica también causó interrupciones en el transporte público y los cortes temporales de electricidad en ciertas áreas. Las tiendas y las oficinas arrestaron su trabajo por incertidumbre, mientras que las clases fueron interrumpidas en los municipios afectados para evaluar los posibles daños a las escuelas.

Las autoridades locales insertan equipos de protección civil para inspeccionar el hogar, los hospitales y las carreteras. Aunque no se informaron víctimas mortales, se confirmaron lesiones leves debido a casos de objetos y situaciones de pánico.

Los dulces de temblores en tan poco tiempo mantienen a la población despierta. Los especialistas advirtieron que se podrían presentar nuevas copias en los próximos días, por lo que recomendaron que los ciudadanos permanezcan tranquilos, revisen sus hogares en busca de lesiones estructurales y sigan las indicaciones oficiales.

En medio de la incertidumbre, lo que estaba claro era la fragilidad de muchas construcciones y la necesidad urgente de fortalecer los planes preventivos en un país que en unas pocas horas vivía el recordatorio de su vulnerabilidad sísmica.