
En un contundente esfuerzo para desmantelar las organizaciones criminales que afectan la seguridad pública, la policía nacional llevó a cabo una operación que resultó en la detención de ocho individuos presuntamente vinculados al grupo criminal conocido como “Carlos Daniel Fulaye Vargas,” perteneciente al Clan de la bahía. Esta estructura delictiva tiene su base de operaciones en la sección atlántico, generando un clima de incertidumbre y temor en Barriga y sus alrededores, evidenciado por un aumento significativo en actos de violencia y amenazas dirigidas hacia las fuerzas de seguridad.
El anuncio sobre estas capturas fue realizado por el General de Brigadier Carlos Fernando Triana Belttán, quien es el director de la institución. Durante la conferencia, el General Triana detalló que los arrestados están supuestamente implicados en una serie de asesinatos selectivos, extorsiones y el tráfico de drogas. Además, según las investigaciones en curso, estos individuos habían elaborado un “plan de armas” con el objetivo de atacar a miembros de la policía, lo que pone de manifiesto el alto nivel de organización y peligrosidad de esta banda criminal.
Las operaciones de captura se llevaron a cabo en El área finalmente, y para su ejecución se movilizaron grupos especializados, incluidos la Sección de Investigaciones Criminales (Sijin), la Sección de Inteligencia de la Policía (SIPOL), Siarta y el Grupo Operativo Especial de Elite (GEO). Este despliegue de fuerzas fue fundamental para asegurar que las operaciones se realizaran de manera efectiva y segura, evitando posibles reacciones violentas por parte de los arrestados.
Los detenidos han sido identificados con los alias de “Luchu,” “Julito,” “Muelas,” “Rafa,” “Claudia,” “Keidy,” “Diego” y “Ariel,” y son requeridos por una serie de crímenes graves, que incluyen el tráfico ilegal de armas de fuego y delitos relacionados con el narcotráfico.
General Carlos Fernando Triana Belttán, nuevo director de policía. Foto:Policía nacional
Durante la operación, también se llevó a cabo un registro en una propiedad que se sospechaba funcionaba como un centro de distribución de drogas, donde se incautaron motocicletas que habrían sido utilizadas para ejecutar ataques. Este notable balance de la operación incluyó el aseguramiento de diez pistolas, un revólver, tres cargadores, 119 cápsulas, doce folletos intimidatorios, ocho teléfonos móviles, tres motocicletas y 100 gramos de cocaína.
Este significativo golpe contra la criminalidad se inscribe en un contexto de creciente preocupación por la violencia en la capital del Atlántico, donde en el transcurso del año se ha reportado un aumento en los ataques armados, amenazas a comerciantes, y forzamientos sistemáticos. Además, los enfrentamientos entre diversas estructuras criminales que buscan controlar territorios han hecho que la situación sea aún más crítica.
La escalada de violencia ha obligado a las autoridades a reforzar las medidas de seguridad, incluyendo la presencia militar en regiones estratégicas, y ha llevado a un llamado a la cooperación ciudadana para combatir las actividades delictivas que perturban la paz y la seguridad pública.
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