El Real Madrid fue eliminado este miércoles de la Liga de Campeones tras perder 1-2 contra el Arsenal en un emocionante partido correspondiente a los cuartos de final. Este juego se convirtió en un tortuoso camino sin retorno para los merengues, quienes a pesar del fervor mostrado por sus seguidores, no lograron plasmar ese ímpetu en el terreno de juego. La emblemática frase de Goodbye resulta casi un susurro frente a la determinación inglesa, que supo manejar las situaciones a su favor. Vinícius Junior, aunque fue un rayo de esperanza en los momentos decisivos, se quedó corto ante la eficaz defensa del Arsenal, mientras que las buenas actuaciones de Bukayo Saka y Gabriel Martinelli garantizaron el triunfo visitante.

Este miércoles fue un día de pasiones intensas, tal vez más intensas que el mismo rendimiento del conjunto actual, defensor del título. Para el Real Madrid, este es un despertar abrupto, ya que se despide de la Liga de Campeones por primera vez antes de alcanzar las semifinales desde el año 2020. El fervor que emanaba de las gradas al comienzo del encuentro fue notable, pero en el campo los jugadores no se mostraron a la altura, careciendo de agresividad y hambre de victoria. En el inicio, cuando parecía que el Madrid podría dar un golpe de autoridad, se vieron rápidamente superados por un Arsenal bien ordenado que tuvo su primera oportunidad con un penalti, aunque Saka lo falló.

A lo largo del partido, el Real Madrid nunca logró generar una sensación de verdadero peligro y su fe, que parecía lejana en momentos cruciales, se esfumó. La ilusión de remontar se volvió más tenue cuando el equipo merengue, que había visto como el VAR anuló un penalti a su favor, terminó siendo abatido. El estadio fue testigo de cómo se desmoronaba la esperanza tras el gol de Gabriel Martinelli, quien anotó después de una jugada en la que Vinícius había alimentado una esperanza que finalmente no se concretó.

Este revés en los cuartos de final no solo deja al Real Madrid sin su gran sueño de la temporada, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro inmediato del equipo, que otra vez se prepara para una final de la Copa del Rey en solo dos semanas y lucha por mantenerse en la carrera de La Liga, donde ahora se encuentra a cuatro puntos del FC Barcelona. El Arsenal, por su parte, supo cómo gestionar el juego y el ambiente del Santiago Bernabéu, ajustando su estrategia para celebrar su regreso a las ‘semifinales’ después de un largo tiempo, desde el año 2009.

El partido comenzó antes de que sonara el pitido inicial del árbitro francés Letexier, con un Santiago Bernabéu vibrante y lleno de expectativas. En los primeros minutos, el Real Madrid mostró un ímpetu notorio, presionando al rival, aunque careciendo de la claridad necesaria en los últimos pases. Kylian Mbappé, que esperaba marcar la diferencia, vio su juego interrumpido por un disparo lejano de Bukayo Saka que hizo que Courtois se luciera salvando su portería.

A medida que los aficionados se manifestaban sobre ciertos fallos del árbitro y el juego no parecía encontrar su ritmo, Letexier revisó la situación en el VAR y decidió otorgar un penal a favor del Arsenal tras una falta de Asensio en una jugada de esquina. En un giro inesperado, el Bernabéu contuvo la respiración, enfrentándose a la posibilidad de ver desvanecerse sus esperanzas en menos de un cuarto de hora; sin embargo, Courtois se destacó al detener el intento de penalti ejecutado por Saka, quien optó por una Panenka poco convencional.

Con el ánimo merengue elevado tras la parada, el árbitro volvió a señalar el punto de penalti, esta vez en el área del Arsenal, tras un control de Mbappé que generó protestas. Sin embargo, el VAR volvió a intervenir, y el penalti fue anulado por fuera de juego, lo que enfrió el ambiente en el estadio. A pesar de varios intentos por parte de los jugadores blancos, el Arsenal se mantuvo firme y organizó una defensa sólida, con una línea de cinco que permitió que el Madrid mantuviese la posesión sin llevar verdadero peligro a la portería de David Raya. Mientras tanto, el tiempo continuaba corriendo, y el partido oscilaba entre interrupciones y momentos de titubeo por parte de ambos equipos.