
Las autoridades estadounidenses continúan una intensa persecución internacional de un empresario acusado de liderar uno de los mayores fraudes digitales de los últimos años, que supuestamente afectó a más de 220.000 personas en diferentes países. El hombre, identificado como el fundador de una supuesta plataforma de inversión en criptomonedas, logró recaudar millones de dólares antes de desaparecer.
Según las investigaciones, el sospechoso prometió ganancias rápidas mediante operaciones comerciales automatizadas. Sin embargo, la plataforma resultó ser un esquema piramidal que dejó a miles de inversores sin forma de recuperar su dinero.
El FBI incluyó al fugitivo en su lista de los más buscados por delitos financieros y ofreció una recompensa por información que condujera a su arresto. Las autoridades creen que puede estar escondido en América Latina o Europa del Este y operando con una identidad falsa.
Las víctimas, de distintos países, han denunciado que el acusado mantenía una presencia activa en las redes sociales, donde hacía gala de una vida de lujo y éxito empresarial. El caso se ha convertido en un ejemplo de cómo el fraude digital continúa evolucionando y plantea un desafío para las agencias de investigación internacionales.