
El caso de José Erley Ramírez Garcés, un pastor protestante de Santa Rosa de Cabal, quien fue capturado después de que supuestamente secuestrara a una menor de 13 años, ha dejado a la comunidad en un estado de shock. Su detención se produjo cuando intentaba escapar, y se sospecha que había estado sometiendo a su joven víctima a terribles abusos. Este acontecimiento no solo ha sacudido a su congregación, sino a toda la región, donde los habitantes comparten historias de cómo el caso ha impactado su percepción de seguridad y confianza hacia figuras religiosas.
Los métodos utilizados por Ramírez fueron descritos como fríos y calculadores, provocando una marea de reacciones en la comunidad. Entre los detalles más inquietantes se menciona la música cristiana a alto volumen que él empleó para ahogar los gritos de su víctima, así como su presunto intento de cavar un agujero en el patio de su granja para ocultar el cuerpo de la menor después de cometer el crimen. Esto plantea una serie de preguntas sobre la naturaleza del crimen, sugiriendo que se trataba de un acto premeditado y retorcido.
¿Qué dice un criminólogo experto sobre un pastor?
En una búsqueda por entender la psique de Ramírez, consultamos a un experto que ha analizado los rasgos de su personalidad y comportamiento. Actualmente, él se encuentra tras las rejas, enfrentando acusaciones de delitos de acceso violento y secuestro.
La policía de Caldas arrestó al pastor cuando salía de un centro médico. Foto:Policía de Caldas
Belisario Valbuena, criminólogo y psicólogo criminal, abordó estos hechos en una entrevista exclusiva. Afirmó que, de no haber sido capturado, es muy probable que Ramírez hubiera continuado perpetrando otros crímenes similares.
“Se puede caracterizar a Ramírez como un paradigma del agresor sexual carismático, un depredador narcisista con comportamientos meticulosamente planeados. Su utilización de símbolos religiosos y su fachada de autoridad moral son evidencias de un individuo que representa un gran peligro”, apuntó el experto.
El criminólogo describió a Ramírez como alguien que ha mantenido una doble vida: un líder espiritual en el ojo público y un depredador en la privacidad. Según Valbuena, esto no es meramente un caso de hipocresía, sino una estrategia adaptativa que utiliza para manipular y controlar a su entorno, promoviendo un clima de miedo y obediencia.
José Erley Ramírez durante actividades de su iglesia protestante. Foto:Archivo privado
Valbuena también mencionó que Ramírez, según relatos de vecinos, incluso llegó a ver a su víctima como una hija legal, creyendo que estaba por encima de cualquier posible consecuencia. Sin embargo, su víctima, que solo tenía 13 años, fue lo suficientemente valiente para cambiar su narrativa, enfrentándose a su agresor.
“El perfil carismático está diseñado para dar la impresión de moralidad. Esta persona piensa que está exenta de la ley, utilizando su buena reputación y habilidades de manipulación para crear un entorno de silencio y aislamiento”, declaró Valbuena. El miedo y el chantaje emocional son tácticas comunes que permiten a estos individuos continuar con sus abusos de forma sistemática, a menudo sin ser descubiertos.
¿Crimen deliberado o impulsivo?
Al analizar el comportamiento de Ramírez, Valbuena concluyó que su actuación no aparenta ser de naturaleza impulsiva. “Todo sugiere que existían motivaciones de control y dominio sexual. Las acciones deliberadas, como cavar un agujero y el uso de música a gran volumen para silenciar a su víctima, revelan un carácter meticuloso y frío”, explico el experto.
El hombre fue linchado después de que su acoso a una menor fuera descubierto en Santa Rosa de Cabal. Foto:Archivo privado
Valbuena además sugiere que el deseo sexual redirigido podría estar entrelazado con rasgos pedófilos, junto con la necesidad de gestionar a la víctima para evitar ser descubierto. Este comportamiento puede estar vinculado a la convicción interna de su supuesto valor espiritual, esto es, la capacidad de engañar tanto a sí mismo como a su congregación.
¿Otro Garavito? ¿El potencial de Maciel?
El criminólogo Valbuena observa que, sorprendentemente, el comportamiento de Ramírez no solo se asemeja a otros perpetradores en Colombia, sino que también refleja patrones globales.
“Su modus operandi recuerda críticamente al de individuos como Luis Alfredo Garavito, que también utilizó símbolos religiosos y se presentó como un hombre de Dios, perpetrando abusos sobre menores mientras mantenía una fachada de santidad”, señaló Valbuena. Esto plantea la inquietante posibilidad de que la historia se repita, y sugiere una necesidad urgente de mayor vigilancia sobre figuras con tales perfiles en nuestras comunidades.
Además, Valbuena comparó a Ramírez con otros líderes carismáticos de doble vida, incluyendo ciertos sacerdotes en Antioquia y Larry Nassar, un médico cuya imagen era la de un salvador, mientras cometía abusos sistemáticos durante años bajo el auspicio de su reputación como experto en deportes.
El linchamiento de Ramírez en Santa Rosa de Cabal. Foto:Archivo privado
El caso de Ramírez se enlaza, asimismo, con el infame Marcial Maciel, conocido por abusar de numerosos menores, mientras llevaba una vida pública aparentemente intachable. Como Maciel, la manipulación emocional se convierte en un arma letal en manos de depredadores, que logran mantener a sus víctimas en silencio durante años.
La condena de José Erley Ramírez Garcés podría llevarlo a cumplir al menos 40 años de prisión, según lo solicitado tanto por la defensa de la víctima como por la oficina del fiscal. Este desenlace es visto como una especie de alivio para los residentes de Santa Rosa y Chinchiná, quienes requieren justicia para un individuo que representa un grave riesgo para la sociedad.
Es fundamental resaltar que este tipo de delincuentes suelen esconder su naturaleza detrás de una imagen admirable, aprovechándose de la confianza depositada en ellos por la comunidad. Valbuena destaca que la credibilidad de sus víctimas se socava, lo que dificulta que hablen sobre los abusos sufridos. Esto es trascendental para la seguridad de las futuras generaciones, ya que estos depredadores encuentran caminos insidiosos para infiltrarse en instituciones que cuidan a niños y personas vulnerables.
Por último, la complejidad de la personalidad de Ramírez sugiere que podría haber abusado de otros menores antes de ser arrestado, planteando un grave riesgo de reincidencia si volviera a ser liberado. “Este es un riesgo severo, una gran preocupación”, concluyó Valbuena.
*Es importante recordar que los eventos citados en este artículo solo pueden ser confirmados a través de la confesión de los involucrados o mediante pruebas presentadas en juicio.
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