
Los maquilladores internacionales se celebran cada 24 de junio, una fecha que establece el trabajo para miles de artistas que, con sus pinceles, hongos y paletas de colores, transforman caras y emociones. El maquillaje es arte, pero también es empatía, tecnología y una profunda expresión de identidad personal y cultural.
Un origen vinculado a la película clásica
Este día se celebra para el honor de la legendaria oferta Westmore, que murió el 24 de junio de 1973. Westmore fue uno de los principales pioneros en la composición cinematográfica. A lo largo de su carrera trabajó en más de 450 películas y fue responsable de caracterizaciones inolvidables en bandas como Ópera fantasma (1925) y La criatura de Black Lake (1954).
Como jefe del departamento de maquillaje de Universal Studios durante las décadas de 1930 y 1940, Bud Westmore marcó un antes y después en el mundo del cine. Su familia, que fue considerada como una dinastia de maquillaje, trabajó con figuras legendarias como Elizabeth Taylor y Bette Davis y sienta las bases de lo que entendemos hoy como un maquillaje profesional.
Más allá del glamour: un oficio que transforma la vida
Aunque el maquillaje ocurrió en el cine como una necesidad técnica, con el tiempo se ha diversificado y humanizado. Hoy, las ups funcionan en contextos muy diferentes: en sesiones de moda, televisores, hospitales, eventos sociales y procesos de acompañamiento personales.
El maquillaje no es solo embellecer. Muchas veces es devolver la autoestima, crear personajes inolvidables, hacer identidades visibles y dar voz a aquellos que aún no se atreven a hablar. A veces, un pincel cargado de color puede ser tan potente como una palabra de respiración.
Una sociedad en crecimiento
Gracias al aumento de las redes sociales y las plataformas digitales, cada vez más personas se forman y expresan a través del maquillaje. Desde tutoriales hasta creaciones artísticas que desafían la norma, la sociedad crece por maquilladores y maquilladores en creatividad, diversidad y visibilidad.
Hoy, no solo aquellos que decoran, sino también aquellos que vienen, cuentan historias o simplemente dan color a la vida cotidiana.