Los orangutanes no solo se destacan por su tamaño y fuerza. Su inteligencia, sus madres duraderas y sus estrategias para la supervivencia las convierten en piezas importantes de los ecosistemas de la jungla. Estos primates viven exclusivamente en las islas Borneo y Sumatra, donde enfrentan amenazas crecientes como la deforestación, el tráfico ilegal y la expansión agrícola.

El término “orangután” proviene del idioma malasio y significa “persona forestal”, una expresión que refleja su estrecha relación con el entorno natural. Hoy ese enlace está en peligro.

Tres especies, la misma urgente

Actualmente se reconocen tres especies: el orangután en Borneo, Sumatra y Tapanuli. Este último fue identificado en 2017 y es el más vulnerable, con menos de 800 copias en la naturaleza. Todos están clasificados como “en peligro crítico” por las organizaciones internacionales.

Además de su apariencia impresionante, los naranjas cumplen con funciones ecológicas significativas. Cuando consumen frutas y propagan semillas, contribuyen a la renovación de los bosques tropicales y actúan como jardineros naturales.

Medidas que agregan, pero no alcanzan

Las organizaciones de conservación trabajan con rescate, rehabilitación y reintroducción de orangutanes. También impulsan la creación de reservas naturales y corredores forestales. Pero estos esfuerzos aún no logran detener el ritmo de la destrucción acelerada.

La protección de estos primates requiere una política pública sólida, cadenas de producción responsables, especialmente en la industria del aceite de palma, y alternativas económicas sostenibles para las comunidades locales.

Una llamada urgente

El día del orangután del mundo es más que una fecha simbólica. Es una oportunidad para reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza y actuar para defender a aquellos que todavía están luchando por sobrevivir entre las copas de los árboles.