
Era un jueves cuando nadie pudo ver a Mair Daniel Rosero Erazo. Ni en su escuela, la institución educativa de Simón Bolívar ubicada en Jamundí, ni en el hogar modesto de sus padres en las afueras de esta zona, un lugar azotado por la violencia. La problemática está relacionada con la oposición al frente de “Jaime Martínez” y otros grupos de delincuencia organizada armada, en los que los niños son reclutados, quedan expuestos al abuso sexual y son víctimas de extorsiones que afectan a sus familias.
La historia de Mair
Maira Daniel Rosero Erazo es uno de esos niños que no han regresado a casa.
Foto:
Deliviado por los padres de Maira Daniel Rosero Erazo
El 22 de septiembre de 2016 fue un día crucial. La niña, que había celebrado su 15° cumpleaños en mayo, no pudo ser recogida por su padre. Don Arturo Rosero, su padre, estaba ocupado en la granja con su esposa Silvia Erazo, realizando tareas que son parte de su vida diaria. Solo una semana antes de la desaparición de su hija, su motocicleta fue robada después de que regresara de la escuela.
Mair nació en una familia de Nariño que emigró en busca de mejores oportunidades laborales en Jamundí, trabajando arduamente para mantener a sus otras dos hijas. Aquella mañana, en su camino a casa, sólo llevaba consigo su mochila escolar llena de cuadernos.
Maira Daniel Rosero Erazo es uno de esos niños que no han regresado a casa.
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Deliviado por los padres de Maira Daniel Rosero Erazo
Su madre y otros familiares informaron a que no llevaba ropa, dinero ni documentos cuando salió de casa. Ocho años después de su desaparición, su habitación permanece intacta, sin que nadie haya tenido noticias de su paradero.
Maira salió de la escuela y se encontró primero con una amiga, acompañándola hasta su casa. Luego, tomó la carretera que conecta Jamundí con la comuna Kaucano en Santander de Qilichao.
Mientras pasaba por el parque principal de Jamundí, Maira cruzó camino con un joven que, durante la investigación, fue descartado como un posible sospechoso. Las autoridades sospecharon que el robo de la motocicleta de su padre podría haber complicaciones, ya que Don Arturo solía trasladar a su hija en ese vehículo, y no pudiendo hacerlo ese día, Maira tuvo que buscar su camino a casa sola.
Durante casi diez años, no ha habido paz en este hogar; el dolor ha aumentado, sobre todo porque el 8 de mayo sería el cumpleaños número 24 de Maira.
“Mi reina, qué tristeza e impotencia no poder tenerte aquí hoy. Se me rompe el alma, saben que debo seguir sin ti. Pasamos días y noches buscándote. ¿Dónde estás, mi cariño? A quien te tenga, le rogamos que te devuelva. Dios, ayúdanos, ¡no nos dejes caer!”
La familia Rosero Erazo menciona que las autoridades tardaron en revisar las cámaras de seguridad en las calles de Jamundí y en relacionar la información del teléfono móvil.
Maira Daniel Rosero Erazo es uno de esos niños que no han regresado a casa.
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Deliviado por los padres de Maira Daniel Rosero Erazo
No fue posible identificar a la persona que, al día siguiente de su desaparición, llamó a los padres exigiendo 20 millones de pesos para liberar a Maira. Los rumores indicaron que sus captores planeaban moverla desde Łódź a través de Buenaventura.
Dicha llamada provenía de Potrerito, una de las muchas comunidades en la región con presencia de disidentes de las FARC, quienes amenazan a los habitantes y viajan por la ciudad, imponiendo exigencias como condiciones. Incluso, un grupo armado tomó a la fuerza a un niño de 11 años en su hogar el 3 de mayo.
Sin embargo, según la familia de Maira Daniel, la llamada desde Potrerito no sería de quien realmente la secuestró. A la policía se les comunicó que los delincuentes pretendían amenazarles.
“Pero no sabemos si eso es cierto, si realmente fue en esa dirección. No tenemos ninguna certeza,” expresaron.
Recientemente, los padres se unieron a una vigilia porque uno de los vecinos de Rosero Erazo también era un niño de 11 años desaparecido.
En este contexto, el comandante de la policía metropolitana de Cali, el general de brigada Carlos Oviedo, y otras autoridades creen que los disidentes son responsables de la desaparición de Maira, señalando a un individuo apodado Bear Yogi, quien sería el segundo al mando del frente de “Jaime Martínez”.
No obstante, en el caso de Mair Daniel, ni su familia ni nadie puede confirmar quién la tiene o qué le ha sucedido. Están convencidos de que no se alejó de casa porque no llevó ropa o documentos, insistieron.
En la actualidad, mezclan la esperanza de volver a abrazarla, mientras que en su hogar aún distribuyen folletos, esperando que alguien pueda comunicarse y darles algún motivo sobre la joven que fue arrebatada de su lado cuando era menor. Con el paso del tiempo, la ansiedad por recuperarla se hace más fuerte.
Este reporte abarca a más de 60 niños y jóvenes, de los cuales se desconoce su paradero desde hace nueve años en una comuna con menos de 200,000 habitantes.
Muchos de estos casos de desapariciones se han catalogado como simples secuestros, contrariamente a situaciones de matrimonios que tienen motivaciones específicas, en comparación con los casos de niños de 11 años, donde se aplica un método de disidentes que emplea el secuestro como una estrategia para financiar sus actividades delictivas. Desaparecer a un niño también implica que empresarios, líderes y otros ciudadanos sean objeto de extorsión, en particular en los últimos dos años en Jamundí.
Secuestro en Jamundí.
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Archivo privado
Los plagiados de niños aumentaron en el último año
El número de niños plagiados ha registrado un aumento en el último año, pasando de cinco en 2023 a 12 en 2024, lo que representa un incremento del 58 por ciento. Sin embargo, 2022 fue el año con más reportes. Las familias de 18 menores desaparecidos en Jamundí han denunciado la angustia que supone no encontrar a sus seres queridos.
En 2021, hubo otros siete casos; en 2020, ocho más; y en 2019, seis, cifras documentadas por el Instituto Nacional de Medicina Legal.
Sin embargo, el dolor invade los hogares en los que sus hijos han encontrado la muerte. Natalia Román Mera desapareció a los 13 años en diciembre de 2012, tras salir de un ciber. Su cuerpo fue encontrado posteriormente por pescadores en el río Cauca, en la zona de Jamundí, donde había sido asesinada.
Redes sociales, Anzuelo
De acuerdo con la Oficina de la Policía y el Fiscal, las redes sociales se están convirtiendo en un medio para atrapar a jóvenes vulnerables. A menudo representan un cebo que facilita la inclusión de estos niños en las redes delictivas, que, según fuentes de Ecuador y otros países sudamericanos, también juegan un papel crucial en el tráfico de menores.
Estas mafias captan a sus víctimas a través de promesas falsas en redes sociales, manteniéndolas en el engaño, incitándolas a abandonar a sus familias y dejar la escuela para ser reclutadas en sus filas.
Las mismas redes también son fundamentales para localizar a los niños secuestrados en Potrerito y para establecer las condiciones que esperan a cambio de pagar el rescate.
“No fue un matrimonio. Ella no se llevó nada,” reiteró una madre joven en su hogar, insistiendo en que el caso se debe considerar un secuestro.
Sin embargo, en el contexto de más de 60 casos de niños y adolescentes que aún no han regresado a sus hogares, se evidencia una red de abuso sexual y tráfico de personas, cuyos tentáculos se extienden desde los departamentos de Cauca y Nariño hasta cruzar la frontera con Ecuador, según los informes de la fiscalía.
Una de las últimas víctimas identificadas para este propósito fue una adolescente de 14 años, quien tenía una circular amarilla de Interpol buscando su paradero desde el 9 de octubre de 2024. Desapareció en la ciudad ecuatoriana de San Pedro de Riobamba.
Autoridades y Gaula, Seguimiento de cirugía con perros.
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Tiempo de archivo
El Gaula militar realizó operativos en febrero de 2025 para establecer que el niño se encontraba en una vivienda de Jamundí, en condiciones precarias, acostado en un colchón en el suelo. La operación de rescate se llevó a cabo junto con la Insignia Técnica (CTI), la Oficina del Fiscal.
Este es el funcionamiento de la mafia que explota a los niños, la cual puede estar relacionada con la desaparición de Paula Nicole Palacios Narváez, quien fue plagiada en Buesaco, Nariño, el 28 de diciembre de 2014. Su familia aún no tiene ninguna información sobre su paradero. Durante la investigación, circuló la versión de que Paula Nicole fue trasladada desde esta región hacia Valle del Cauca pasando por Jamundí y Cali, con el objetivo de ser vendida.
Dos jóvenes asesinados.
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Facebook
Las desapariciones de jóvenes en Jamundí se asocian también con citas engañosas, como el caso de Stiven Moreno, de 21 años, quien fue visto por última vez el 4 de agosto de 2019, así como las desapariciones de Maria Paula Dulce Alarcón y Luna Marcela Rodríguez que cesaron el 29 de mayo de 2024. Ambas mujeres jóvenes, originarias de Pasto, Nariño, se encontraban en Jamundí cuando se relacionaron con dos hombres, ignorando que eran delincuentes: conocidos como PÍTER y alias Beto, quienes ya tenían un historial de múltiples asesinatos en Nariño.
La policía metropolitana y la fiscalía han indicado que las estudiantes estaban en un club nocturno en la comuna de Yumbo, en las afueras de Cali, y luego, antes de que las víctimas pudieran rechazar las propuestas de los acusados, fueron trasladadas a otros lugares, donde sufrieron vilipendios y fueron atacadas con armas de fuego en el distrito de la villa, un área donde se han registrado numerosos actos violentos.
Luna Marcela Rodríguez provenía de Pasto. En el caso de Maria Paula Dulce Alarcón, era originaria de la comunidad de La Unión, habiendo completado su educación secundaria en la Institución Educativa Juanambú.
Capturado en el “Centro de cautiverio y tortura” en Jamundí, Valle.
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Fiscalía
“Centro cautivo y tortura”
Las autoridades han informado que los miembros de “Jaime Martínez” han montado grupos criminales organizados (GDO) con el propósito de perpetrar delitos en Jamundí, lo que incluye extorsiones a ciudadanos o secuestros, así como demandas económicas a cambio de la liberación de las víctimas tras fraudes relacionados con ofertas laborales.
Este fue el caso de tres personas que buscaban empleo; este año, tres hombres los llevaron a lo que se ha denominado “Centro de Cautiverio”, ubicado en el corregimiento de Potrerito.
Este lugar no pasó inadvertido, ya que se encontraba camuflado en las áreas rurales de esta comuna, en el sur del Valle del Cauca. La intervención estuvo a cargo de personal de las autoridades militares y la Policía Nacional, así como del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) y la Fiscalía.
La casa estaba rodeada de plantas de Guadua y era adyacente a varias otras construcciones modestas, construidas en su mayoría con tablas de madera.
Los secuestradores llevaron a las víctimas el 10 de febrero, asegurándoles que les ofrecerían trabajo. Desde ese momento, los tres presuntos delincuentes que fueron capturados y encarcelados comenzaron a torturarlas, exigiendo a sus familias una suma de 20 millones de pesos a cambio de su liberación.
“Según las investigaciones iniciales, estas personas supuestamente estarían vinculadas a un Grupo de Crimen Organizado (GDO) que actuaría como parte de la dinámica del Grupo Armado Organizado Residual (GA-R) ‘Jaime Martínez'”, informaron desde la tercera brigada del Ejército.
“El lugar donde fueron capturados los delincuentes se utilizó como un ‘centro de cautiverio’, donde supuestamente sometieron a sus víctimas a torturas mientras exigían el pago a sus familias”, concluyeron los informes.
Carolina Boorquez
Corresponsal de
Todo
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