El servicio eléctrico comienza a regresar

Alrededor de las 10:00 de la noche, hora europea, la restauración parcial de la electricidad comenzó en España y Portugal. El blackout, que ocurrió el lunes 28 de abril, había causado una paralización notable del transporte público y generado un caos considerable en varias ciudades. Este evento inesperado dejó a miles de usuarios sin acceso a servicios esenciales y creó un ambiente de ansiedad y confusión entre la población, que intentaba adaptarse a la repentina falta de electricidad.

En respuesta a esta emergencia, el Ministerio del Interior español explicó la magnitud de lo que se había convertido en una situación de emergencia nacional. Este evento llevó a que los gobiernos de ambos países convocaran reuniones de gabinete urgentes para investigar el origen del problema, que se había comenzado a manifestar alrededor de las 12:30 del mediodía. La situación exigía una respuesta coordinada y eficiente para restablecer la calma y la operatividad en la vida diaria de las personas afectadas.

Las primeras hipótesis se descartan

Una vez que se comenzó a restaurar el servicio eléctrico, las primeras hipótesis sobre la causa del apagón empezaron a ser reconsideradas y descartadas. En un inicio, se había especulado sobre la posibilidad de que un ataque cibernético pudiera ser el culpable de tal fallo en el sistema. Sin embargo, el primer ministro portugués, Luis Montenegro, aclaró que “no hay indicios” que apunten a un ataque cibernético como causa del blackout, lo que llevó a las autoridades a investigar otras posibles explicaciones.

Joao Concicao, miembro de la Junta de Ren, contribuyó al análisis al sugerir que el blackout podría haber sido ocasionado por una “gran fluctuación del voltaje eléctrico”, que se produjo primero en el sistema español y luego se propagó a Portugal. Las fluctuaciones en el voltaje son situaciones críticas que pueden desestabilizar el funcionamiento adecuado de la red eléctrica y, en este caso, provocaron un colapso significativo.

Investigación en curso

A pesar de la restauración del servicio, el presidente de España, Pedro Sánchez, indicó que aún no hay información definitiva sobre las causas exactas del apagón. En este contexto, fuentes oficiales reportaron que, en un lapso de solo cinco segundos, 15 gigavatios de energía desaparecieron de manera repentina de la red eléctrica. Este perdón de energía fue lo suficientemente grave como para afectar alrededor del 60% de la electricidad en España y provocar el colapso en varias de sus capitales.

Luz regresa un poco después de poco

En cuanto a la restauración del suministro eléctrico, en España, la electricidad comenzó a regresar primero en el País Vasco y en Barcelona, extendiéndose más tarde a algunas áreas de Madrid. En Portugal, la electricidad fue restaurada gradualmente en localidades como Lisboa, donde la recuperación fue progresiva pero constante. Esta recuperación fue fundamental para reanudar las actividades cotidianas y restaurar la normalidad.

Además, algunas áreas en Francia también sufrieron apagones breves, lo que resaltó la amplitud del problema. Como respuesta a esta crisis, el operador RTE activó medidas de emergencia para enviar electricidad al norte de España, intentando mitigar los efectos del apagón y contener la situación antes de que se agravaran aún más.

Caos para corte de energía

El apagón causó interrupciones severas en la vida diaria. Los semáforos fuera de operación provocaron atascos de tráfico en las principales vías, mientras que miles de personas quedaron atrapadas en metros y ascensores, lo que creó una situación de pánico entre los usuarios del transporte público. Estas condiciones reflejan la vulnerabilidad de las infraestructuras urbanas ante eventos de tal magnitud.

Es importante destacar que cortes eléctricos de este tamaño son infrecuentes en Europa. El último gran apagón que se recuerda ocurrió en 2003, cuando una falla en una planta hidroeléctrica entre Italia y Suiza dejó a toda la península italiana sin energía durante cerca de 12 horas, marcando un precedente significativo en la historia de las crisis energéticas en el continente. La reciente experiencia del blackout en España y Portugal se añade a esta lista, recordándonos la importancia de mantener sistemas eléctricos robustos y resilientes.