En medio de una crisis diplomática que se agudiza con Donald Trump y su administración en Estados Unidos, el gobierno de Gustavo Petros ha puesto sobre la mesa una estrategia económico-comercial que persigue dos objetivos simultáneos: mitigar los efectos negativos de cualquier arancel estadounidense y reactivar sectores agrícolas nacionales. La propuesta central contempla la eliminación progresiva de aranceles a los productos agrícolas colombianos y la legalización de la exportación de cannabis (con fines industriales o medicinales) a Estados Unidos, como respuesta a las tensiones bilaterales.

¿Qué motiva esta propuesta?

El detonante son las recientes declaraciones y amenazas de Trump sobre aranceles y suspensión de ayuda económica a Colombia, en el contexto de una disputa por el narcotráfico, la soberanía y el comercio.
En este contexto, Colombia -fuertemente dependiente de su comercio agrícola- intenta diversificar y proteger sus exportaciones ante un escenario de mayor hostilidad comercial.

En concreto, el gobierno colombiano ha manifestado públicamente que si Estados Unidos mantiene o aumenta los aranceles a otros productos (como flores, café, frutas, hortalizas), Bogotá solicitará la “eliminación de aranceles para la producción agrícola y agroindustrial legal” y promoverá la legalización de la exportación de cannabis como mercancía regulada al mercado norteamericano.

¿Qué significaría eso en la práctica?

  1. Eliminar los aranceles agrícolas: Que Colombia está tratando de que Estados Unidos elimine o reduzca los aranceles sobre sus productos agrícolas –o que Colombia esté reorientando su producción hacia diferentes mercados– para “fortalecer la producción legal y legítima” y evitar que los agricultores terminen en cultivos ilegales en ausencia de un mercado.
  2. Legalización de las exportaciones de cannabis: El gobierno propone la exportación de cannabis (ya sea para uso médico, investigación o productos derivados) como parte de la oferta exportadora legal, argumentando que este sector puede generar divisas, sustituir cultivos ilícitos y fortalecer la cadena agroindustrial.
  3. Reforma agraria y transición productiva: Según declaraciones del gobierno, esta estrategia va acompañada de una propuesta de inversión en la reforma agraria, para que agricultores que actualmente se encuentran lejos de los mercados o en zonas de difícil acceso puedan insertarse en la cadena agrícola legal, reduciendo los incentivos a los cultivos ilícitos.

¿Por qué tiene sentido este emprendimiento?

  • Colombia es un país con una fuerte demanda agrícola (flores, café, frutas, agroindustria) que ha dependido en gran medida del mercado estadounidense. La vulnerabilidad a aranceles o sanciones se vuelve real si la relación bilateral empeora.
  • La exportación de cannabis ya tiene una historia en Colombia (aunque es más para un uso médico o industrial limitado) y un marco regulatorio en evolución. Por ejemplo, en 2021 el país permitió la exportación de flor seca de cannabis con fines industriales.
  • Desde un punto de vista estratégico, la conversión de cultivos ilícitos a legales es un objetivo recurrente en Colombia. Al abrir nuevos mercados (y condiciones) para la agricultura legal, se puede ofrecer una alternativa económica al tráfico de drogas y al cultivo rebelde.

¿Cuáles son los riesgos o problemas?

  • Marco legal e internacional del cannabis: Aunque Colombia ha avanzado en la regulación del cannabis medicinal/industrial, las exportaciones masivas a los EE. UU. implican superar obstáculos regulatorios, condiciones de salud, diferencias legales estatales en los EE. UU., así como cuestiones de reputación internacional.
  • Dependiendo del mercado estadounidense: Si bien la diversificación es un objetivo, seguir apostando fuerte por Estados Unidos podría dejar al país nuevamente expuesto a decisiones externas.
  • Resistencia interna y externa: Los sectores agrícolas tradicionales pueden sentirse desplazados o inseguros acerca de una propuesta que abre la puerta al cannabis como cultivo comercial importante. Además, es posible que el mercado internacional no absorba inmediatamente grandes volúmenes.
  • Tenso contexto diplomático: La propuesta se lanza en un momento de alta tensión con Estados Unidos, lo que podría limitar su eficacia o generar reacciones negativas en otros sectores (no sólo en la agricultura).
  • Infraestructura, logística y costos.: Cambiar cultivos, procesos de certificación, cumplir con regulaciones de exportación de cannabis o agroindustriales requieren inversión, seguimiento, logística, lo que puede ser un desafío, especialmente en zonas rurales desfavorecidas.

¿Cuál es el estado actual de la propuesta?

Hasta el momento, la iniciativa ha sido planteada a nivel discursivo por el Petrogobierno y manifestada en declaraciones públicas. Por ejemplo, el presidente Petro publicó en redes sociales que “propongo lo contrario del señor Trump: quitar aranceles a la producción agrícola y agroindustrial colombiana, y promovemos la exportación regulada de cannabis como cualquier bien”.
Sin embargo, aún no se ha publicado un decreto específico, ni se han especificado acuerdos bilaterales específicos con Estados Unidos que permitan exportar cannabis colombiano a ese mercado en nuevas condiciones.

¿Qué viene a corto y medio plazo?

  • Negociaciones internacionales: Colombia necesitará abordar las barreras arancelarias agrícolas existentes con Estados Unidos y otros socios, posiblemente a través de mecanismos multilaterales o bilaterales.
  • Reglamento interno: Ajustes a la legislación colombiana para facilitar la producción, licenciamiento y certificación de cannabis con fines de exportación, así como garantizar la trazabilidad, el control sanitario y el cumplimiento internacional.
  • Inversiones en el campo: Implementación de reformas agrarias, programas de reconversión productiva, apoyo técnico y financiero para que los agricultores pasen a cultivos legales.
  • Monitoreo de energía comercial: Evaluar cómo responden los mercados agrícolas tradicionales a este nuevo enfoque y el impacto de los aranceles o presiones estadounidenses.
  • Comunicación diplomática activa: Ante el momento de tensión, Colombia tendrá que actuar diplomáticamente para que esta propuesta no sea percibida como un chantaje, sino como una solución legítima a un problema común.

Conclusión

La propuesta del gobierno colombiano de eliminar los aranceles agrícolas y apuntar a legalizar las exportaciones de cannabis a Estados Unidos surge como una maniobra estratégica ante una crisis diplomática y comercial. Si bien tiene elementos de sentido económico, diversificación productiva y justicia social rural, su éxito dependerá de la capacidad del país para negociar con Estados Unidos, reformar su marco interno, asegurar la competitividad de sus productos y gestionar los riesgos inherentes. En un momento en que la agricultura y las exportaciones legales pueden convertirse en alternativas a las economías ilegales, esta estrategia podría marcar un punto de inflexión, siempre que se implemente con firmeza.